Recientemente hemos asistido a unos hechos en nuestro país que creíamos que pertenecían a tiempos pasados. Puede que haya más, pero me quedo con dos: la operación de la Guardia Civil contra Herrira y la aparición en Donostia, en rueda de prensa, del tándem Aznar-San Gil. El primer hecho es mucho más grave que el segundo, pero ambas cuestiones tienen en común que nada aportan al proceso de paz necesario en Euskadi. En todo caso, al revés.
La operación contra Herrira no tiene justificación alguna en ningún contexto y ahonda en la sensación actual de la sociedad respecto al proceso de paz -a la que se hace referencia en el Informe de septiembre de 2013 del Observatorio Social del Proceso de Paz- y que no es otra que la percepción de parón, mezclada con sentimientos de frustración y enfado. Es decir, hemos pasado de la ilusión y esperanza a la frustración y el enfado. Creo firmemente que la sociedad vasca no se merece esto. No se merece que se pongan palos en las ruedas al proceso de paz, y la operación contra Herrira supone eso exactamente.
Tampoco se merece la sociedad vasca que vengan Aznar y San Gil a "poner orden" con su agresiva dialéctica y argumentos trasnochados y sus duras posturas respecto al nacionalismo vasco y el proceso de paz porque parece ser que lo entienden como una cesión a ETA. ¡Vaya par! Y uno de ellos pretende ir de estadista internacional…
Como decía, la sociedad vasca no se merece que se trunquen sus esperanzas en el proceso de paz. Por ello entiendo acertado y muy importante el contenido del informe de Lokarri en el que se señala que la ciudadanía necesita -necesitamos- que se den pasos y gestos que permitan consolidar el proceso de paz, y desde luego la operación contra Herrira y las manifestaciones del tándem Aznar-San Gil no lo son. Por eso, se interpela en este informe a tres agentes para que asuman sus responsabilidades en el proceso:
1.- A ETA, que debe concretar en hechos su voluntad de proceder al desarme.
2.- Al Gobierno español, que debe modificar su política penitenciaria, especialmente terminando con la dispersión de las personas presas.
3.- Al Parlamento Vasco, que debe redoblar sus esfuerzos para trabajar de forma conjunta en un acuerdo sobre paz y convivencia.
Deben volver tiempos de ilusión y esperanza. Sabemos que habrá declaraciones y acciones que supongan jarros de agua fría al proceso de paz, pero hay que evitarlas por todos los medios. No pueden darse y no deben repetirse operaciones como la de Herrira y, por favor, las declaraciones tipo Aznar-San Gil para los salones del Tea Party.
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